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Historias de pupitres y banderines...

Aquel remate público de muebles y herramientas del 11 de abril de 1928 en calle Chiclana 250, a cargo de Carlos Macagno dio inicio a lo que hoy conocemos como Macagno Carlos y Mario Oscar Sociedad Anónima.

La impronta de su sello marcó el futuro y el quehacer de MACAGNO, siendo hacedor de una empresa, en principio, atravesada por cuatro generaciones que cimientan las bases de la actividad martilleril, consolidada con planificación, organización, respeto y seriedad.

Pionero en su hacer, al ritmo de su martillo como música del desarrollo, marcó su nombre en los mayores loteos de tierra que ha conocido Bahía Blanca hasta el presente.

Fundador de un símbolo que debía caer con los honores de la bondad.

Su convicción y arraigo a los valores de la ciudad; -una ciudad que se formaria en la base de la palabra de don Carlos-, hacía explícito su concepto de que la pulgada de tierra era oro en polvo; encontrándose en sintonía con las ideas de una nación en plena construcción donde la imaginación del porvenir sería fundante.

Motivado por la creación de un sistema que le proporcionara a la gente llegar a un lote de terreno y a partir de allí a una casa, Macagno subdividió grandes latifundios que había en los alrederores de Bahía Blanca, para luego crear barrios y dar paso a la oportunidad del obrero de obtener la casa propia para siempre.

Por aquellos años, la firma tomaba fuerza por lo descollante de su prestigio y confianza que afianzaba el saber popular que decía, “Si no lo vende Macagno, quien lo va a vender?”

Aires de tango comienzan a ventilar el paso del tiempo y certifican la firmeza del martillo dominical. Corre el año 1946 cuando el joven Mario Oscar Macagno, con tan solo 18 años , se incorpora a las actividades profesionales como martillero público, revitalizando la inigualable tarea de su padre.

Le dió pre-eminencia a los loteos y la organización interna de la Empresa, consolidando con su ejemplar accionar una base de prestigio en la plaza inmobiliaria local y regional.

Por su estilo característico marcado por el uso preciso de la palabra, Mario Oscar Macagno se impuso como un verdadero “caballero del martillo.

Siendo protagonista y parte de la juventud que convencidos del potencial de la ciudad, veían al metro de tierra como lo más preciado, Mario continuaba el legado de su padre quien proclamaba: “desde la figura del martillo, la voz del progreso”
Ejerciendo un arte único significado por la repetición de un número ascendente y directo al progreso, la palabra avasallante de don Carlos y el ritmo pausado y reflexivo de Mario Oscar se fundían en un rito a dos martillos con revelaciones sensacionales del futuro que llevaba la bandera de la vanguardia.

Sería sencillo hablar de un viaje cargado de ladrillos y humildad, pasando por una infancia de piso de tierra, donde el rebusque del día a día fue encendiendo la pasión que atravesó su vida.

Se suceden ininterrumpidamente – domingo a domingo – una tarea en remates que va definiendo el sesgo laboral y la identidad de la firma.

Se incorpora, a partir de 1970, el apoyo de una tercera generación conformada por Mario Oscar Macagno hijo, y Juan Carlos Macagno. Asumiendo el desafío de imprimir su propia impronta, en una historia de bases firmes con la premisa del respeto, y la dignidad de agarrar, un martillo con historia.

Herederos de una filosofía anclada en los valores de honestidad y humildad, Marito y Juan Carlos no solo fueron portadores de un nombre sino que desarrollaron un estilo propio, dándole continuidad con el aporte de la juventud, Logrando desde el hacer el reconocimiento de la sociedad bahiense.

La situación socio-económica del país produjo un cambio en la dinámica de las subastas, dejando atrás aquellas carpas multitudinarias y orquesta en vivo con tintes de celebración, dando lugar a una forma más cercana y de público reducido, marcando una nueva tendencia personalista que definió un estilo, y si bien no se corría de los márgenes de lo tradicional, se caracterizaba por la prudencia y la sensibilidad al momento de bajar el martillo.

Transcurren los primeros años del 2000 con Mario Oscar Macagno al frente de la empresa junto a su hijo Mario como vicepresidente. Con el cambio de Siglo, se incorpora la 4ta generación, Natalia y Johanna como Martilleras Públicas.

Como depositarias de ese legado, toman como guía la Historia trazada, e incorporan los elementos que la modernidad imprime en los valores de venta.

La frescura de la juventud de esta nueva generación acompaña el cambio de imagen de la firma, resignificando el estandarte que enarbolaran aquellos pioneros laboriosos de carácter definido.

Con el desafío de seguir la bandera del progreso, desde el profesionalismo y haciendo honor a los valores inherentes a la firma, hoy Macagno Carlos y Mario Oscar Sociedad Anònima, ofrece un abanico de servicios comprendidos en su sello de remate: Desarrollo urbano, Tasaciones, comercialización de lotes, casas, departamentos, campos, Fideicomisos y administraciones, entre otros.

Sin embargo, la mira y el motivo de permanecer casi un siglo en el mercado, lo sigue significando EL TERRENO, aquel que constituye el núcleo del primer esfuerzo para consolidar una vivienda.

Acompañando el crecimiento y desarrollo de la tan ponderada Ciudad del sur de la Provincia de Buenos Aires, Macagno lleva vendidos más de 40.000 lotes de terreno, dando origen -y en muchas ocasiones nombrando- barrios como Villa Hipodromo, Barrio Universitario, Santa Margarita, Barrio Independencia, Sanchez Elía, Villa Cerrito, El Nacional, Barrio Maldonado,San Carlos, Palos Verdes, Los Almendros, Barrio Anchorena, San Roque, Villa Bordeau, Barrio San Agustin, Oro Verde, Harding Green, Nova Terra, Aldea Romana, Altos del Norte, Barrio Parque Patagonia, y otros tantos.

A lo largo de su Historia como casa de remates, Macagno apoyó el desarrollo de emprendimientos urbanos a gran escala, por lo que resultó necesaria la apertura de nuevas sucursales. Así, nuestra casa central, en un primer momento en San Martín 32 y luego desde Belgrano 241 donde actualmente continúa su actividad, sumó una sucursal temporaria en Punta Alta, y desde 1980 hasta la actualidad cuenta con una sucursal permanente en la ciudad balnearia de Monte Hermoso.

Esta sociedad de familia recorre entonces, desde hace más de 90 años, las calles de Bahía Blanca y la zona, transmitiendo su convicción en el metro de tierra como valor fundamental para la protección de los vientos del sur.

A principios del 2016 se consolida el nuevo directorio con Mario Oscar Macagno Hijo como presidente de la firma, acompañado por, Natalia y Johanna y, como siempre, se suma la inestimable labor cotidiana de su equipo de trabajo.

Detrás de aquellas miradas cómplices se ilumina una ciudad que atesora desde 1928 a los “FORJADORES DEL BIENESTAR POPULAR”.

¡MUCHAS GRACIAS!
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Mario Oscar Macagno (H)

PRESIDENTE

Natalia Macagno

VICEPRESIDENTE

Johanna Macagno

DIRECTORA